Esa tarde llovió muchísimo.
Yo iba caminando con Constanza desde Jussieu hasta Rue Mouffetard buscando un lugar de crêpes en el que nos encontraríamos con una amiga y su familia. Hablábamos de temas histéricos mientras caminábamos bajo la lluvia. Le conté muchas cosas pero la verdad iba pensando en él.
Recordé un poco aquella tarde de junio que salimos a comer en un japonés. Él llevaba una chaqueta negra que parecía impermeable pero la verdad no recuerdo si lo era. Yo iba con una camisa de jean, que opté por ponerme encima del pelo cuando el chaparrón de agua nos comenzó a caer encima. ¡No me quiero poner malo! me decía. ¡Perdóname! le dije, porque había hecho que nos mudásemos de lugar por aquello de la dignidad y no dejar que nos tratasen mal en esos sitios que no podrían ni llamarse restaurante. Nos merecíamos más que un "Disculpe pero no tenemos croquetas, es muy tarde". No era tarde para nada. Era más bien temprano. Pero él siempre llevaba prisa. Siempre había quedado con alguien o iba a ver los partidos del mundial con amigos. Las despedidas de París, los últimos días antes de volver.
Yo iba caminando con Constanza desde Jussieu hasta Rue Mouffetard buscando un lugar de crêpes en el que nos encontraríamos con una amiga y su familia. Hablábamos de temas histéricos mientras caminábamos bajo la lluvia. Le conté muchas cosas pero la verdad iba pensando en él.
Recordé un poco aquella tarde de junio que salimos a comer en un japonés. Él llevaba una chaqueta negra que parecía impermeable pero la verdad no recuerdo si lo era. Yo iba con una camisa de jean, que opté por ponerme encima del pelo cuando el chaparrón de agua nos comenzó a caer encima. ¡No me quiero poner malo! me decía. ¡Perdóname! le dije, porque había hecho que nos mudásemos de lugar por aquello de la dignidad y no dejar que nos tratasen mal en esos sitios que no podrían ni llamarse restaurante. Nos merecíamos más que un "Disculpe pero no tenemos croquetas, es muy tarde". No era tarde para nada. Era más bien temprano. Pero él siempre llevaba prisa. Siempre había quedado con alguien o iba a ver los partidos del mundial con amigos. Las despedidas de París, los últimos días antes de volver.
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