Estoy tras las rejas del palacio de Versalles. Lo digo de esta manera porque estoy presenciando, luego de mucho, quizá un poco más de un año, una escena de vértigo, que no me puedo creer ni yo misma.
Hay dos tipos de persona, los que asumen la vida con nostalgia, melancolía y desnudez, y los otros, a quienes no conozco muy bien.
Estoy jodida. Soy una mujer con una maldición más fuerte que ella misma.
Vivo al menos tres vidas paralelas. La que comparto con los demás habitantes de la tierra; la que me invento con personajes imaginarios; la que me obligan a vivir las circunstancias que muchas veces pesa, a un nivel invisible para los demás, es por ello que la separo de la primera; y finalmente... La vida que quiero vivir, encerrada tras rejas, viendo la lluvia caer, como cualquier chica en el siglo XVII que después de una fiesta en el palacio, quería irse corriendo a olvidarse de lo que acababa de presenciar.
Estoy aquí, y allá.
En todos lados menos conmigo.
Conociendo gente que me cautiva y con evocar una frase, me hunde en el abismo.
- Quédate a dormir.
- No tengo que ponerme para ir a la cama.
- No necesitas nada.
- Tú necesitas a alguien más.
Así estoy.
Precioso!!
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