Se termina el vaso. Salgo de todo el trabajo en este horario mezquino, que dice que es hasta las dos de la tarde pero yo lo engaño hasta la una. Se acaba el tiempo. Mueren las prisas. Se va el sueño. Pongo fin a todo lo que ya se había terminado.
Esta mañana, volteé a ver la ventana, siempre pillo el amanecer. Cinco y treinta. Me quedé dormida con la luz encendida, un libro abierto, pensando en mi casa, cuánto tiempo más estaré en ella. Miraba las paredes, al lobo, el piso que suena excesivamente. El ambientador de la sala ya no hace el ruido incómodo; he olvidado reponerlo, he olvidado muchas cosas últimamente. La nevera está en su mejor momento. Mi sofá es mi nueva cama desde hace dos meses. Reviso el móvil como si en cualquier momento fuese a pasar algo distinto. Miro la hora. Suenan mis tres relojes. No hay nada. Estoy sola.
Esta mañana me miré en el espejo. Me parecía a mi papá. Sentí que tenía los dientes más grandes, los ojos más hondos, las manos mas ásperas, los lunares más negros, las uñas más cortas, el pelo más largo, no llevaba sujetador, no llevaba ni dignidad, estaba ahí, indefensa, viéndome, como quién ve a un desconocido. Se me salieron un par de lágrimas, las de costumbre. Sentí un poco de miedo. Me sentí totalmente perdida. Abrí la llave de la ducha. Hoy era una día de agua fría. Pegué un par de brincos. Se mojaba mi cabello. Se mojaban mis hombros, luego todo mi cuerpo. Cerré los ojos. Volvieron los recuerdos.
Esta mañana no supe que ropa ponerme. Con todo mi guardarropa me veo igual de lejana. ¿Hace frío? ¿Hace calor? ¿Dónde está el móvil? ¿Me pongo pantalones? ¿El verano es para mostrar las piernas? ¿Dónde puse mi ropa de domingos? Me vestí igual que ayer. Mismo jean. Tomé una franela de star wars, busqué un collar turquesa, ¿Me pongo la máscara de ojos? Hoy no es día de llorar, pensé.
Esta mañana iba tarde. Yo siempre estoy tarde. Estuve tarde el día que me venía a París. Estuve tarde el día que me mudé a esta casa. Estuve tarde cuando conocí al idiota que me tiene en este infierno. Estuve tarde en la vida de muchos. Yo siempre voy tarde. Es mi estilo. Inoportuno.
Esta mañana me sentí igual, pero distinta. Ya se me acabaron los finales.
Esta tarde todo arde. Todo se quema. Todo se va.
Esta tarde, como el humo. Como tú.
Esta tarde existes, fuera de mí.
Esta mañana, volteé a ver la ventana, siempre pillo el amanecer. Cinco y treinta. Me quedé dormida con la luz encendida, un libro abierto, pensando en mi casa, cuánto tiempo más estaré en ella. Miraba las paredes, al lobo, el piso que suena excesivamente. El ambientador de la sala ya no hace el ruido incómodo; he olvidado reponerlo, he olvidado muchas cosas últimamente. La nevera está en su mejor momento. Mi sofá es mi nueva cama desde hace dos meses. Reviso el móvil como si en cualquier momento fuese a pasar algo distinto. Miro la hora. Suenan mis tres relojes. No hay nada. Estoy sola.
Esta mañana me miré en el espejo. Me parecía a mi papá. Sentí que tenía los dientes más grandes, los ojos más hondos, las manos mas ásperas, los lunares más negros, las uñas más cortas, el pelo más largo, no llevaba sujetador, no llevaba ni dignidad, estaba ahí, indefensa, viéndome, como quién ve a un desconocido. Se me salieron un par de lágrimas, las de costumbre. Sentí un poco de miedo. Me sentí totalmente perdida. Abrí la llave de la ducha. Hoy era una día de agua fría. Pegué un par de brincos. Se mojaba mi cabello. Se mojaban mis hombros, luego todo mi cuerpo. Cerré los ojos. Volvieron los recuerdos.
Esta mañana no supe que ropa ponerme. Con todo mi guardarropa me veo igual de lejana. ¿Hace frío? ¿Hace calor? ¿Dónde está el móvil? ¿Me pongo pantalones? ¿El verano es para mostrar las piernas? ¿Dónde puse mi ropa de domingos? Me vestí igual que ayer. Mismo jean. Tomé una franela de star wars, busqué un collar turquesa, ¿Me pongo la máscara de ojos? Hoy no es día de llorar, pensé.
Esta mañana iba tarde. Yo siempre estoy tarde. Estuve tarde el día que me venía a París. Estuve tarde el día que me mudé a esta casa. Estuve tarde cuando conocí al idiota que me tiene en este infierno. Estuve tarde en la vida de muchos. Yo siempre voy tarde. Es mi estilo. Inoportuno.
Esta mañana me sentí igual, pero distinta. Ya se me acabaron los finales.
Esta tarde todo arde. Todo se quema. Todo se va.
Esta tarde, como el humo. Como tú.
Esta tarde existes, fuera de mí.
Muy lindo, me recordó a Ricardo Arjona. Felicidades!
ResponderBorrarSinceramente, era más tipo Marco Antonio Solís
Borrarhttp://youtu.be/v_0uxmx4XGY