Espacio libre

Una semana.
Siete días. 

La chica se sentaba en ese sofá en el que por muchas noches estuvo acompañada por alguien que, ella sospechaba, era más que especial. 

Tertulias breves. Cosquillas. Preguntas incómodas. Exámenes de literatura fundamentales, dónde ella siempre salía con pésima nota. 

Amor, o algo parecido. 

Ni un te quiero.
Ni una pizca de futuro.
Ni una pizca de pasado.
Ni una pizca de "nosotros".
Ni una pizca de tal vez, o quizá. 

Solo ella y él. Siendo reales. Viviendo el momento. Entendiendo que la vida se trata de pequeños destellos. Aunque él dijese, en su parafraseo constante, que la felicidad consistía en no ser feliz y que no importase, ella, come flor, soñadora, niña, esperanzada, se sintió feliz por 28 días. 

Hoy tiene nostalgia. Mucho tiempo libre. Mucho espacio libre. Pero tiene también su fotografía, su recuerdo, y una promesa particular. 

Para ella las cosas nunca terminan, hasta que no empiezan. 

¿Cuándo empezamos? Dice. 

Algún día tendrá respuesta. Está segura. 

Y será feliz antes, durante y después. 

Aunque ella apenas conoce a Cortázar, si leyó al Gabo, y también a Octavio Paz. 

Su vida se sostiene en sueños. Y en esos sueños, ya el protagonista tiene nombre y apellido. 

Además, apellido combinado. 


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