Te extraño todos los días

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(Crónica que no llegó a su final, para evitar depresión, desánimo, decisiones apresuradas y todo lo demás). 

Hoy me desperté sin muchas ganas de abrir los ojos. No es un sentimiento nuevo, sino más bien habitual. Me como el cereal con la leche de soya que conseguí en el supermercado a buen precio. Descubrí que la lactosa era la causante de esa alergia que hace unas semanas me salió en las piernas, entonces actué inteligentemente, y opté por un suplemento, como hacen muchos.

Hay cosas que no tienen suplemento. Pienso. Sobretodo cuando se trata de algo que extrañas mucho. Y con esto no hago una limitación a personas, mascotas, entornos, pertenencias o uno mismo, porque a veces uno se extraña.

Luego del desayuno, viene la ducha, que es tan pequeño el espacio donde puedo dármela y las perillas del agua tan sensibles que a veces me sorprende un chorro de agua helada, y por desgracia, uno de agua hirviendo. El primero es alarmante, el segundo doloroso. Pero debo admitir que la variedad de los jabones siempre han sido una debilidad. Yo soy esa persona que cuando compra un gel o un champú,  desea llegar a casa para probarlo. Algunos engañados dicen “soy fanático de la limpieza”, yo en mi caso soy más del tipo fanática de oler rico.

Me visto con el mismo ánimo con el que me levanté de la cama. De las rodillas hacia arriba parezco una ejecutiva, pero tengo una franela que dice “all good things are wild and free”, que de paso me la puse a propósito. De las rodillas hacia abajo, uso zapatos de goma; por aquello de ser peatón, uno tiene que andar cómodo. “En la oficina igual tengo unos tacones porsia”, me digo a mi misma para apoyar mi moción y sobretodo mi flojera de caminar por las escaleras del metro en tacones.

Olvido mi almuerzo. Carlita, mi roommate cocina. A mi también me gusta cocinar a veces, pero ella lo hace bien y mientras ella lo hace yo pongo música. Somos un equipo. Unas cuadras andadas y pienso: no le puedo hacer esto a Carlita, debo volver a la casa para buscar el almuerzo, aparte económicamente no me sienta mal ahorrarme unos centavos y que de paso se que quedó muy sabroso.

Ya casi son las diez, voy tarde. Tampoco es nuevo. Nada es nuevo. Tampoco este sentimiento que no es nostalgia, no es tristeza, no es angustia. Pero te extraño mucho, y lo hago todos los días. Te extraño cuando me despierto sin querer hacerlo. También lo hago cuando me baño y me cae el chorro de agua equivocado. Te extraño cuando me deja el vagón por no correr un poco más, y de paso me siento una inútil que no se esforzó en acelerar el paso, como todos los demás que aquí viven como acelerados, como si el día los fuese a dejar en el ayer. Te extraño cuando como cereal. Te extraño cuando me toca prender la calefacción. Te extraño cuando miro hacia mi ventana y no hay una montaña sino un sótano.

Te extraño todos los días Caracas.
Te lo digo con toda mi alma.

Comentarios

  1. Este es uno de los escritos que mas me ha motivado.... no se si porque te amo tanto.... no se si porque eres como yo..... pero cuando escribes parece que escribiera yo....... desde mi alma...... tambien te extraño mi pequeña gran hija....

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