Cartas desde Lima: ¿Te pesa o te alivia?

Hace tres años ya que Marcelo y yo nos separamos. Bueno, ya casi 4.
Recuerdo que desde diciembre todo venía mal, pero aún seguíamos dando patadas de ahogado. Intentando salvar la poca confianza que quedaba. Sobreviviendo sin asumir que estando uno al lado del otro, pensábamos en otras cosas; y en otras personas.

Los besos no sabían igual.
No me veía igual a mi misma. No me reconocía.
Ya todo era distinto.

Fue en febrero que decidí hablar con él:
-Ven a mi casa, quiero que hablemos de algo.

Sin sentarnos a conversar como adultos, le dije, sin saber como empezar:

- Ya no te quiero. 

No me veía. No decía nada.

Pensándolo bien, yo tampoco dejé nada claro.

Yo nunca dejaba nada claro, mucho menos cuando de relaciones se tratase.

Lima, 22 de Octubre. 1994



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