Google, te pareces tanto a mí.

¿Quiénes de ustedes no viven pensando en buscar?

Buscar… cualquier cosa, un motivo, una razón, buscar al niño al colegio, buscarse una novia, buscarse un lugar a donde ir, buscar que comer, buscar… buscar… lo que no siempre resulta sencillo, pero es necesario, al menos para mí.

Hace dos años era Jois Ochea, una profesora de Literatura, quien nos presentaba de manera exuberante el oficio de buscar, con una magnífica obra (que debes leerte) llamada “Esperando a Godot”, manifestándose en sí mismo, como eso que tanto esperamos, eso que por años buscamos.

Hoy, es mi corazón (que clásico) quién me enseña a buscar, y a esperar.

Pero cuando me pongo matemática, y práctica, es Google, quien me ayuda a encontrar lo que quiero.

Google, te pareces a mi porque vives en una eterna recolección de datos, no te importa si el chisme es bueno o malo, si pasó o no pasó, quien lo dijo, como fue, tu sólo te encargas de guardar todo eso en tu disco duro, y luego armas todas las historias de manera congruente, para hacer un registro, y tener siempre una memoria a donde recurrir.

Y a lo que quiero llegar, después de usar todos estos motivos netamente banales, es a que buscar… es la mejor manera de empezar a tener hechos que contar.
Buscar no significa encontrar, pero buscar es la mejor de las carreras, digo vocaciones, porque es algo en lo que inviertes tu vida.

Buscar fundamentos… buscar argumentos, buscar historias, buscar… buscar… buscar… Hasta que por fin logras encontrar todo eso que buscabas, y descubres… que es mucho mas lo que ahora estas buscando.