Cuando me senté a pensar en el término “mujer” y que significa para mí, inteligentemente se me ocurrió buscar en el diccionario. Abrí la ventana del explorador, entré en www.wordreference.com, y puse: MUJER. Después del clic en búsqueda me tope con ocho (8) definiciones que son… así:
1. Persona del sexo femenino: emancipación de la mujer.
2. La que ha llegado a la edad de la pubertad.
3. La casada, con relación al marido: el director comercial vendrá con su mujer.
4. mujer de la vida, de mala vida, de mal vivir, de vida airada, de vida alegre Prostituta.
5. mujer fatal: Mujer que ejerce una gran atracción sexual y que acarrea un final desgraciado para ella o para aquellos a los que atrae: el cine negro está lleno de mujeres fatales.
6. mujer objeto: La que se considera únicamente un objeto productor de placer: quiere hacer algo importante y dejar de ser una mujer objeto.
7. mujer pública: La que realiza una actividad pública o desempeña un cargo público: desde que es ministra se ha convertido en una mujer pública y sale mucho en los periódicos.
8. ser mujer: Tener o haber tenido la primera menstruación: es mujer desde los trece años.
Y terminé pensando que, las mujeres somos temiblemente desconocidas en exactitud hasta para la Real Academia Española.
Las mujeres somos obviamente las personas de sexo femenino, en condiciones normales con dos tetas y una vagina, que nos diferencian del sexo masculino a nivel anatómico. Psicológicamente lunáticas, intensas, complicadas, cuaimas, fáciles, difíciles con el pendejo que no nos gusta, mordaces para defender nuestro sexo, e inconformes cuando se trata de algo que de verdad nos importa.
En el plano de roles y estatus somos (viene un cliché): madres, hijas, hermanas, abuelas, amigas, compañeras, enemigas, novias, y cachos.
Y para mí, somos la vaina más difícil de comprender, porque cuando creemos que ya tenemos la lista de todo lo que necesitamos de alguien o del mundo, y de paso, llega ese alguien que se vuelve nuestro mundo, nos damos cuenta de que queremos absolutamente todo lo contrario.
Soy partidaria de que las mujeres con todo este rollo de la emancipación, el derecho a la mujer, la mujer en el trabajo, la mujer con el voto, etc., hemos agarrado un vuelo incontrolable con respecto a las relaciones y a la manera de relacionarnos.
Coloquialmente, dejamos de ser angelicales a las que visitaban en el porche de la casa, y las visitas eran hasta las 9 pm, para convertirnos en unas lobas acaba trapos, y digo este “lobas” con una piquiña en los dedos incluyéndome, e incluyéndote a ti mujer que tal vez estás leyendo.
Fabulamos con lo prohibido, vemos con veneración al novio de la otra, y para ser más específica las tetas de la otra. Le perdimos el miedo a hacer el ridículo, porque entendimos todo lo que se disfruta en el proceso de hacerlo. No nos da miedo ni besar rico, ni bailar rico. Mucho menos ganarte a ti hombre en sobriedad después de una ronda de tequila, y el punto clave: no le tenemos pavor a exponernos deportivamente, porque las niñas de hoy saben de fútbol, sino googlea “Milena Gimón” entre otras.
Cronológicamente hablando:
• Antes las mujeres salían de velo y corona a los 20 años (por decir un número, en realidad creo que desde los 15) con el noviecito que presentaban en su casa, y que en el altar prometía no serle infiel, y amarla en la abundancia, en la miseria y todo aquel asunto.
• Ahora, a los 16 años ya saben lo que es un “blowjob”, un “handjob”, una paja rusa, y que se te moje cualquier cosa, sin llevar el noviecito a la casa, y sin promesas de fidelidad de ningún tipo.
• Antes fue una controversia la época de la minifalda, quien la llevaba era vista como modelo a seguir, por aquello de la moda y de la osadía con la que lograban salir de su casa sin una buena paliza encima.
• Ahora, es lo más normal del mundo usarlas, y lo que te hace diferente es si llevas o no llevas ropa interior debajo de ella. Obviamente si no llevas nada, eres “pa´ lante”
• Antes, había un pacto sagrado para ni mirar a los novios de tus amigas.
• Ahora, si no te caes a besos con el novio de tu amiga, no eres parte del proceso.
• Antes, según el Manual de Carreño, los hombres debían bailar con las mujeres, porque dejarlas sentadas en una fiesta era mal visto ante la sociedad.
• Ahora, eso ni existe. Tu agarras, te pones un vestido que parece camisa, y maraqueas hasta abajo con un tipo que ni conoces, y que si esta rico, coronaste.
Sin embargo, personalmente, soy demasiado come flor con respecto a nosotras, y creo que las mujeres nos resumimos entre otras cosas, como esos seres imposibles de comprender, difíciles de descifrar, enigmáticos a la hora de responder, y controversiales en la forma de enamorar.
Pero, dentro de toda la complejidad que nos aturde, si sólo nos dan lo que necesitamos, en vez de lo que pedimos, encontrarán la clave para poder definirnos, y darse cuenta de que no hace falta tener un postgrado, cinco años de carrera en psicología, seminarios de sexología o treinta relaciones “sufridas”, para concluir que necesitamos amor, comprensión, un poco de locura, protección, y mucha estimulación en el clítoris.
Las mujeres para mi hoy en día son admirablemente genuinas, cada una en su especie, hasta las robanovios, las cuaimas, las celópatas, las ninfómanas, las chistosas, las rebeldes, las gritonas, las penosas. Todas y cada una son definitivamente diferentes a lo antes conocido. Pero repito, somos en una frase, un mundo de ideas, que hacen que la vida de los hombres no sea excelente, sino increíble.
Mujeres, siéntanse buenotas, bellas, excelentes bailarinas, líderes, inteligentes, capaces, controversiales, locas, perfectas, porque adivinen: ¡lo son!.
!.
:) me encanta
ResponderBorrarBaby i love it!! <3
ResponderBorrarNo se hable más. Hasta ando con fe de que los hombres leyendo esto agarren el hilo, jajaja. Bien, Sofi! :)
ResponderBorrarMe encantó! Y ese final fue perfecto.
ResponderBorrar"Dejamos de ser angelicales a las que visitaban en el porche de la casa, y las visitas eran hasta las 9 pm..." aww sentí que eran 50´s con ese fondito de Norah, imaginé un cadillac y todo en el porche!