Típico primer domingo de soltería

Hoy es un día especial, un día para recordar… un día donde insaciablemente tengo ganas de llorar.

Un día donde Dios pone en mi boca las palabras que más he dudado en pronunciar, y aun así, hoy me envuelvo en alguien a quien se interpretar, me envuelvo en mi misma para decirte a ti, todo lo que creo que debo decir.

En primer lugar, ¡Gracias!, por todas las lecciones aprendidas, por todos los momentos vividos, por todo lo impresionante que dibujaste nuestro futuro incierto.

Seguidamente disculpa, por confiarme en que lo que me dabas era lo que necesitaba. Porque me diste regalos, me diste momentos, me diste besos, me diste abrazos, me diste calma, y me diste fuerza.

Me diste todo lo que estaba a tu alcance, todo lo que te rodeaba, y todo lo que te envolvía. Lo único que te faltó darme… fue tu verdadera razón de ser, es decir, a ti mismo.

Nunca te tuve, y nunca te tendré. Y eso hay que agradecerlo. Me diste el mejor regalo que nadie ha podido darme, el regalo mas grande.

Me regalaste la oportunidad de no seguirme equivocando.

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